HEAUTONTIMORUMENOS
Él mismo pide estar encerrado. Tras los barrotes, se hostiga y demanda sufrimiento. Si la ración diaria de dolor no es bastante, se autolesiona. Clava las uñas félidas en su cuerpo peludo. Sangra. Aúlla en doloroso placer hasta caer extenuado, mas para no gozar de sosiego alguno, abre los ojos redondos, vehementes; se levanta sobre dos de sus tres pies, dentellea el tercero que ya es lujo que no merece, sangra de nuevo y suplica. Quienes lo queremos le propiciamos tortura y él nos ama. Con mi daga vacío sus entrañas que siempre vuelven a crecer. Inventa pesadumbres, imagina amarguras. Se abstiene de condumios. Nunca muere porque de suplicios vive. Es el atormentador de sí mismo.
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4 comentarios
tequila -
Me dio por ahí. No buscaba lo gore ni el terror, sólo que, desde niña. me atraíaa ese curioso epíteto, el atormentador de sí mismo. Imaginaba a alguien torturándose por gusto, clavándose cuchillos a traición... en fin. Muchas gracias por vuestras lecturas.
Lola.
Perseida -
¿Será eso lo que se siente cuando se llega a ser viejo y se siente uno abandonado? ¿Es ese el sentimiento más profundo y desgarrador de la soledad?
Cerro -
Stuffen -
Tu texto es un tanto abstracto, pero déjame equivocarme y meter la pata, cuando te digo que creo que estás hablando de un abuelo.
Desde luego, todo lo que dices encaja con la figura del abuelo, y en ese sentido, "cuánta razón tienes".
Stu.